La atención se puede educar. Cuanto más consciente es un estudiante de que el tiempo en clase presencial o en clase online puede ser también una oportunidad para educar su capacidad de atención, mucho mejor para mejorar sus competencias para el aprendizaje y el futuro desarrollo de cualquier proyecto. Todos los proyectos necesitan de una buena gestión de la atención, así que os animo a que practiquéis la atención en las clases para mejorar esta competencia. Una competencia que también se puede practicar fuera de las aulas, por supuesto, al igual que sucede con la mayoría de las competencias transversales o actitudinales que se quieran adquirir.
Lo importante para mejorar cualquier proceso, tal como estás aprendiendo en clase, es gestionar bien las variables que nosotros controlamos. Ni la universidad, ni los profesores, ni los compañeros son los factores relevantes para mejorar nuestra capacidad de atención. En nuestra formación el principal protagonista somos nosotros mismos. Gestionar mal la atención es un peligro ya que instauramos esta mala práctica en nuestra inercia de comportamiento. Lo que se practica una y otra vez, en este caso la mala gestión de la atención, será más difícil de ser corregido en el futuro. Por eso hay que saber realizar una investigación, en este caso de autodiagnóstico, para reconocer nuestro nivel de capacidad para mantener la atención. Y tras realizar el diagnóstico proponer una metodología de mejora. ¿Recuerdas el método PDCA visto en clase para la mejora de procedimientos?.
Las herramientas que tiene un estudiante universitario para mejorar su competencia en la atención son las siguientes:
1. Interés por la materia de estudio. Si no te interesa nada lo que estudias tienes un gran problema, Así como tus compañeros y compañeras de clase ya que la participación en los grupos de trabajo de personas sin interés en el proyecto común es un problema en todos los equipos. Por lo tanto, revisa tu interés y si es nulo toma dos decisiones: buscar otro proyecto formativo más interesante para tí, o bien, desarrollar tu voluntad para enfrentarte al proyecto con el compromiso suficiente para ayudar y aprovechar lo que puedas del mismo, así como no ser un obstáculo ni para tus compañeros ni para el profesor en el proceso formativo que estás participando de forma voluntaria.
2. Trabajar para controlar y seguir el proyecto formativo de forma productiva. Cuando un estudiante conoce un proyecto y lo sigue de forma adecuada, es más difícil que pierda la atención ya que se siente cómodo en el seguimiento del mismo. Es más difícil perderse y desconectar. Cuando sentimos que controlamos una actividad que estamos haciendo nos centramos más en la misma para no perder ese control. La sensación de control de lo que hacemos es placentera, pero hay que esforzarse para conseguirlo. Por lo que una vez que lo consigues sale la motivación para mantener esa sensación placentera. Revisar anticipadamente los apuntes, llevar al día las clases, reflexionar sobre la aplicación de la teoría a la práctica, etc., son actividades que te ayudan a controlar el proceso formativo y a mejorar tu atención en el mismo.
3. Participar en el proceso formativo. Al aprovechar las oportunidades de aportar ideas y criterios al proyecto formativo mejoras tu atención. Cada participación supone adquirir protagonismo en el proceso que nos obliga a una mayor implicación. La tensión y la reflexión para la participación ayuda a mantener la atención. Sentirse útil en un proyecto ayudar a mejorar nuestra implicación en el mismo.
4. Buscar la aplicabilidad del contenido para aprender. Si el estudiante consigue conectar el contenido del conocimiento que está recibiendo con un proyecto, por ejemplo la práctica a desarrollar en la asignatura o con alguna experiencia propia o ajena, la implicación intelectual en el proceso de aprendizaje aumenta. La atención mejora. Entender para qué puede aplicarse lo que aprendemos ayuda al interés y atención por el objeto de estudio.
5. La gestión de la atención en colaboración dentro del grupo. El estudiante debe ser consciente de que el proceso de aprendizaje en el aula y online se realiza muchas veces en grupo. Como hemos visto, la implicación intelectual (atención y participación) mejora el proceso de aprendizaje individual. Pero los estudiantes que participan activamente en el proceso formativo también ayudan a mejorar los niveles de atención de todo el grupo. Si en el grupo se instaura la cultura de no participar bajará el nivel de atención y de aprendizaje de todos. Por el contrario, la buena atención y participación del alumnado mejorará el nivel de atención y de aprendizaje de todo el grupo. Desde otro enfoque del tema, hay que recordar que los estudiantes también pueden ser factores distractores que dificulten la atención de sus compañeros/as. Desde la distracción directa a los compañeros/as, suscitando conversaciones fuera del foco, hasta el ruido o la comunicación gestual, son muchas las acciones que pueden promover la falta de atención entre los compañeros. Hay que pensar en los demás. Si te aburres o te distraes, procura hacerlo solo y que no sea evidente con tus acciones o gestos. Todos sabemos lo contagioso que es un bostezo o ver a un compañero mirando el móvil. Si no puedes seguir la clase después de intentarlo con intensidad para mejorar tu capacidad de atención, sal fuera para hacer otra cosa que te sea más productiva y poder centrarte en ella. No contagies el virus de la distracción a tus compañeros. Y no olvides que tu profesor es una persona que quiere enseñarte y está trabajando para hacerlo. Tus distracciones le pueden distraer de su trabajo. Además, sabes que en el entorno laboral no se permite estar atendiendo continuamente al teléfono móvil privado mientras se está trabajando. Mucho menos cuando se está en un grupo de trabajo compartiendo una tarea. En este contexto, una reiterada y evidente falta de atención podría ser interpretada como una falta grave de respeto personal al ponente y al resto de compañeros. Cuidado con lo que practicas, ya que podrías aprenderlo. ;-)
6. Por último, y muy relevante por su gran influencia en la gestión de la atención, está la eliminación de los distractores. Desconectar totalmente el teléfono móvil en el tiempo de clase, desconectar el ordenador si no se va a utilizar para seguir de forma adecuada la clase, o bien, no abrir pestañas en el navegador que nos pueden distraer de la actividad fundamental para usar el ordenador, son actividades fáciles de realizar y que nos ayudarán mucho a gestionar nuestra atención de forma adecuada, así como a mejorar nuestra capacidad para focalizar la atención en la tarea. Si realizamos aprendizaje online, en este apartado sería interesante seguir la clase en una habitación lo más aislado posible y sin distractores cercanos. O algo sencillo como usar cascos que nos permiten oír mejor y aislarnos del entorno.
Podría proponer una actividad como la meditación, relajación o mindfulness, pero estoy tratando de realizar propuestas para mejorar la capacidad de atención que el alumnado pueda realizar en clase, y que no supongan una inversión añadida a la realizada para estudiar en la universidad. Ya comentamos en clase, hablando de esta competencia, que en la actualidad hay empresas que promueven el mindfulness como actividad complementaria para mejorar la productividad de los empleados.
En definitiva, aprender a gestionar nuestra capacidad de atención es importante para cualquier proyecto formativo. Ya comentamos en clase durante la presentación del programa de la asignatura lo relevante que es esta competencia para el proceso formativo que estamos realizando. Tanto mis recomendaciones en clase como este texto, son esfuerzos que realizo para que seas consciente de la relevancia de esta competencia y para proponerte formas de mejora. Si aumentas tu capacidad para mantener la atención mejorarás tus procesos de aprendizaje y, por supuesto, de realización de cualquier proyecto laboral presente y futuro. Como ya he comentado repetidamente, esta competencia que se puede practicar en clase y en la formación online, será relevante durante toda la vida laboral futura del alumnado.Así que hay que darse cuenta de que se trata de otra competencia importante que podemos aprender y practicar en el proceso formativo de la asignatura. Y de que lo hacemos en grupo.
También comentamos en clase que la tecnología en los procesos formativos del futuro nos ayudará a mejorar la gestión de los niveles de atención del alumnado. Llegarán tecnologías que permitan disponer de indicadores de atención e implicación intelectual del alumnado en los procesos de aprendizaje. Tecnologías que podrían suponer la desaparición de los exámenes.Ya veremos cómo se desarrollan. Como ejemplo de esto podéis ver este interesante video:
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